Pilar Andrés, del CREAF, y Francesc Font, de AgroAssessors lideran el proyecto que ha recibido soporte de la iniciativa europea fields4ever. El proyecto se centra en el estudio de la biodiversidad fúngica y bacteriana de los suelos mediante la secuenciación de su ADN con el test BeCrop® patentado por Biome Markers, y de su influencia en el secuestro de C en el suelo.
Un estudio en el que ha participado Josep Peñuelas del CREAF, y publicado en Science Advances, afirma que en 2100 la biodiversidad de la cuenca del Mediterráneo, Japón o África ecuatorial estará amenazada por el incremento de ozono en la atmósfera.
Más del 90% de los terrenos agrícolas de la Tierra estén degradados en 2050, según el reciente artículo ‘Detengamos la erosión del suelo para garantizar la seguridad alimentaria en el futuro’ publicado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Un suelo degradado es infértil y puede llegar a reducir su rendimiento agrícola gravemente. Recuperar la fertilidad de los terrenos degradados es, por tanto, esencial para que una región se dirija hacía una mayor soberanía alimentaria.
Las praderas de Islandia y los seres vivos que conviven en ella reaccionan de manera muy intensa ante el aumento de temperatura durante los primeros 5-8 años, pero trascurridos más de 50 años el ecosistema vuelve a un estado estacionario más parecido al estado inicial.
Pilar Andrés formará parte de un grupo de trabajo formado por otros expertos y expertas del mundo científico, que también incluirá miembros de entidades relacionadas con el suelo y representantes de administraciones públicas, por ejemplo.
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