El diario El País se hace eco de las actividades que se están llevando a cabo en las zonas afectadas por el incendio del Alt Empordà de 2012 y recoge la opinión de expertos del CREAF.
David Garcia. Pasadas las 12.30 horas sonó la primera alarma. Un incendio se había declarado en un aparcamiento de Portús, en la frontera entre Cataluña y Francia. Poco después el fuego ya era imparable, empujado por la tramuntana que ese 22 de julio de 2012 tenía rachas de más de 90 kilómetros por hora. El resultado del desastre: cuatro muertos y cerca de 14.000 hectáreas arrasadas por las llamas en el Empordà, de las que más de una cuarta parte era superficie arbolada. Un paisaje desolador, repleto de oportunidades. [continuar leyendo en el web de El País]