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Nuevo libro de Josep Vigo: Geografia particular. Llocs, paisatges … mirades Llocs, paisatges … mirades

Josep Vigo y la portada de su libro Geografia particular. Llocs, paisatges ... mirades.
Josep Vigo y la portada de su libro Geografia particular. Llocs, paisatges ... mirades.

Para los naturalistas, y amantes de la naturaleza en general, es muy buena noticia la aparición de un nuevo libro de Josep Vigo, Geografia particular. Llocs, paisatges… mirades (Pagès Editors).

Josep es catedrático jubilado de la Universidad de Barcelona. En 1966 recibió el Premio Pius Font i Quer del Institut d’Estudis Catalans. Ha recibido también la medalla de plata de la Organization for the Phyto-Taxonomic Investigation of the Mediterranean Area (OPTIMA), en 1993 la Medalla Narcís Monturiol al mérito científico y tecnológico de la Generalitat de Catalunya y en 2010 el premio Medi Ambient de la Generalitat de Catalunya, por su larga y continuada dedicación al conocimiento y la valoración de la biodiversidad vegetal de Cataluña. El Ayuntamiento de Ribes de Freser le ha otorgado el título de hijo predilecto. Es el más ilustre de los botánicos catalanes vivos. Primer autor de la Flora manual dels Països Catalans, hecha con Ramon Masalles, Josep M. Ninot y Oriol de Bolòs y autor, con Oriol de Bolòs, de la Flora dels Països Catalans en cuatro volúmenes (1984-2001), obras que pusieron el conocimiento florístico a un nivel comparable al de los países más avanzados, Josep también trabajó en varias hojas del Mapa de vegetació de Catalunya y en el Atlas corològic de la flora dels Països Catalans. Ha publicado trabajos importantes sobre los pastos prepirenaicos y sobre los bosques de coníferas calcícolas de los Pirineos orientales. En 1976 nos dio un libro extraordinario, L’alta muntanya catalana: flora i vegetació, uno de los mejores libros, si no el mejor, que se han publicado sobre estos temas en Cataluña, revisado y reeditado en 2008. Allí ya se veía que Josep no es sólo un gran naturalista sino también un escritor excelente.

Después publicó El poblament vegetal de la Vall de Ribes: Les comunitats vegetals i el paisatge, y posteriormente Les comunitats vegetals, descripció i classificació (2005), publicado por la Universitat de Barcelona. Ha sido el impulsor de la creación de un banco de datos de la flora catalana. En 1978 fue elegido miembro del IEC, donde ha dirigido el proyecto Flora i cartografia de les plantes i la vegetació y la ORCA (Organització per a la Cartografia de les Plantes Vasculars al Països Catalans). Ha sido el alma del Grupo de Investigación de Geobotánica y Cartografía de la Vegetación de la Universitat de Barcelona. Hasta 2004, fue director del Centro de Investigación de Biodiversidad Vegetal de la Universitat de Barcelona. También ha sido impulsor y responsable científico del proyecto, encargado por la Generalitat de Catalunya, de adaptación y cartografía de los hábitats CORINE de la UE en el territorio catalán, cuyos resultados han sido un Manual dels Hàbitats de Catalunya en ocho volúmenes y la Cartografia dels Hàbitats a Catalunya y las hojas a 1:50.000 de todo el territorio (con varios autores).

Font: enciclopedia.cat
Fuente: enciclopedia.cat

Sus líneas de trabajo, tal y como él mismo las ha descrito, se enmarcan básicamente en la geobotánica, es decir, en la intersección entre territorio y plantas, y deben considerarse diversas disciplinas: la corología (distribución de las plantas en la superficie terrestre), los factores elementales que las condicionan (ambientes, hábitats…), la fitocenología (comunidades y sistemas naturales en los que se insertan) y la fitotopografía (mosaico que estos sistemas forman como constructores de un paisaje).

En una reciente entrevista que le hicieron en la revista Brolla, a la pregunta “De toda una vida dedicada a la botánica, ¿qué le ha proporcionado una mayor satisfacción?” respondió lo siguiente: “Puedo señalar tres aspectos para mí importantes. En primer lugar, el contacto con la naturaleza y el trabajo de campo, no siempre fáciles ni expeditivos, me han sido extremadamente complacientes y gratificantes y me han dejado algunos recuerdos imborrables. En segundo lugar, la sensación, o a veces la certeza, de que mi trabajo ha sido, al menos parcialmente, útil a nivel científico o social, me ha compensado con creces el esfuerzo que he empleado y los quebraderos de cabeza que a veces me ha comportado. Y en último término, mi dedicación a la enseñanza, como despertador o potenciador de las cualidades y los intereses de los universitarios, ha sido para mí una fuente de grandes satisfacciones.” Es por tanto un naturalista de vocación, un hombre modesto que se siente servidor público y un maestro bien dispuesto.

Josep Vigo no está enamorado sólo de las plantas y los paisajes. También lo está de las palabras y de la lengua catalana. Y este nuevo libro, que no es un libro científico sino un exitoso intento de transmitirnos impresiones, emociones y recuerdos que han conformado su relación con la naturaleza, es una muestra magnífica de ello, tanto en la prosa, rica y precisa, como en algunos poemas suyos que ha incluido. No os aburriréis leyéndolo, porque es literariamente cautivador y lleno de reflexiones donde encontramos la exaltación de la inmersión en solitario en la naturaleza, el porqué de su pasión por el trabajo de campo, la fascinación, adquirida ya de pequeño, como explica en el maravilloso primer capítulo, por plantas, animales y aspectos culturales asociados. En el libro se manifiesta reiteradamente también su indignación por el empobrecimiento de la biodiversidad, que se acelera, su tristeza por el hecho de que los jóvenes de hoy en demasiados casos ya no podrán contemplar lo que a él tanto le maravilló. A veces, adopta un punto de vista filosófico, teñido con frecuencia de un agudo sentido del humor. Hay toques de nostalgia, pero predomina el recuerdo de los muchos momentos de disfrute vividos caminando, a menudo en solitario, por nuestras montañas del Pirineo y el Prepirineo, por el Garraf, por los Monegros, por Creta…, y descubriendo la gloria de los rosales silvestres, la floración repentina en tierras áridas, el goce de la primavera en el azul de las gencianas. Veréis que describe lo que a veces también habéis experimentado, pero lo hace con tanta belleza que seguramente sentiréis, como me ha pasado a mí, un poco de envidia y un mucho de admiración por su capacidad de expresar por escrito estas maneras en que la naturaleza nos sorprende y nos despierta sentimientos de veneración. Veneración que, justamente, tanto nos conviene fomentar en estos tiempos en que nuestra capacidad de transformación del medio y una evolución tecnológica que se nos escapa de las manos nos están convirtiendo en destructores de la riqueza de la vida en este fantástico y tan pequeño rincón del universo y, tal vez, en sicarios a la caza de nuestro propio futuro.

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